4.3. El mandato divino

Imagen de Carlo Crivelli bajo licencia
de
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Vemos en la imagen como Santo Tomás sostiene unas escrituras con una mano y un edificio religioso con la otra. El simbolismo del cuadro nos sirve para este último capítulo dedicado al autor. El mandato divino, representado en un texto sagrado, dirige el mundo natural; el mundo humano, representado en la construcción, debe regirse también por dicho mandato, aunque en este caso lo hará de forma voluntaria, dejándose guiar por los dictados de la razón...

Aquino sigue el modelo aristotélico según el cual la felicidad es el fin último del ser humano, pero como cristiano, pone en Dios ese bien supremo que puede colmar su dicha. Al igual que San Agustín, piensa que solo el concurso de la gracia divina da la capacidad para alcanzar la contemplación de Dios, algo que, en todo caso, queda reservado en su sentido pleno a una vida posterior a la terrenal.

La consecución de este fin requiere el concurso de la virtud, adquirida mediante el hábito y con la dirección de la razón.

Existe una ley natural que dirige a todos los seres hacia el fin que le es propio, pero, a diferencia del resto, los seres humanos tomamos decisiones que determinan nuestra conducta. En nuestro caso, las normas morales constituyen la ley natural. Santo Tomás reflexiona sobre cuáles son las reglas que deben dirigir la vida humana y cuál es el grado de conocimiento que tenemos de ellas.

La ley moral toma sus principios de la misma naturaleza humana, por lo tanto sus contenidos son evidentes y al alcance de cualquier ser racional, asimismo son preceptos universales e inmutables. La razón nos dicta hacer el bien y evitar el mal. Las conductas acordes con nuestras inclinaciones naturales son buenas y las contrarias, malas. De acuerdo con nuestra naturaleza encontramos exigencias como conservar la vida, cuidar a los hijos, buscar el conocimiento, convivir en justicia, etc.

La ley natural es una prolongación de la ley eterna divina, que en sentido general determina el orden del universo. La ley natural ha de ser asimismo el fundamento de la ley positiva, ámbito en el que se concretan las normas que rigen la convivencia humana. Al legitimar el derecho en las exigencias de la naturaleza humana en cuanto ser social, Aquino lo interpreta como un ámbito dependiente del moral y, en última instancia, del religioso.

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Rellena los espacios en blanco con utilizando en cada caso una de estas cuatro opciones:

 

  • natural
  • positiva
  • eterna

La ley dirige a cada ser al fin que le es propio.


La ley se identifica con la ley moral, en ella la razón ordena hacer el bien y evitar el mal


La ley tiene su fundamento en la ley , que determina el orden del universo.

La ley , que determina el modo de convivencia, debe estar basada en la ley

  

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Santo Tomás interpreta que la ley positiva debe fundamentarse en la ley natural, la cual a su vez deriva de la ley eterna o mandato divino. Esta visión del derecho tuvo una gran influencia en el mundo cristiano medieval. ¿Crees que tiene hoy sentido plantear en estos términos el fundamento del derecho?
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Para acabar el recorrido por la filosofía de Santo Tomás, mira con detenimiento la secuencia de diapositivas realizadas por Concepción Pérez García. En ellas encontrarás un resumen del pensamiento del autor, al igual que una introducción final a nuestro próximo tema: Guillermo de Ockham.

Diapositivas de Minervagigia en slideshare

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Si quieres Para profundizar el el pensamiento de Santo Tomás te sugerimos un repaso a la siguiente selección de textos del autor elaborada por CNICE:

  • Suma Teológica, Iª, q. 2, a. 3. Las cinco vías demostrativas de la existencia de Dios
  • Suma Teológica, I, q. 13, a. 11. El constitutivo formal de Dios.
  • Suma Teológica, I, q. 76, a. 1. Sobre el principio intelectivo
  • Suma Teológica, q. 75, a. 2. Sobre la incorruptibilidad del alma.
  • Suma Teológica, I-II, q. 91, a. 3.Sobre la ley humana positiva.
  • Comentario a la Ética a Nicómaco, prólogo. Acerca del orden y las partes de la filosofía
  • In librum De causis, Prop. VI, lect.6, n.175. Sobre el conocimiento de la Causa Primera
  • Quodlibeto IX, a.3, c. Sobre los sentidos del ser.
  • Quodlibeto II, q. 2, a.3. Sobre los sentidos del ser.

 

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