4.1. Fe y razón. Dos caminos, una verdad

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Fíjate en las siguientes sentencias extraídas de la Biblia:

  • "Nuestro Dios es el único Señor" (Deuteronomio 6,4;Mc 12,29)
  • "En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra" (Génesis 1,1)
  • "Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras, que lo sepultaron y que resucitó al tercer día" (Corintios 15, 3-4)
  • "Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales" (Romanos 8,11).

Todas forman parte del credo cristiano, ahora bien, ¿ves alguna diferencia entre ellas? Imagínate a un filósofo de una época anterior, o ignorante de esta religión, al que le comunicaran estas ideas. ¿Crees que estaría en condiciones de reflexionar del mismo modo sobre la posible verdad de cada una de ellas, o distinguiría entre las que puede abordar como filósofo y las que se le escapan a su entendimiento? Te sugerimos que distingas entre las afirmaciones que podrían ser discutidas filosóficamente, y las que solo pueden ser tratadas en un contexto de fe.
Hasta ahora fe y razón eran empleadas conjuntamente a favor de una verdad única, Tomás de Aquino se propone esclarecer cuáles son los contenidos específicos de cada uno de estos ámbitos y qué relación guarda la una con la otra. Contenidos de la fe son aquellos transmitidos por medio de la revelación divina, los de la razón son los que el ser humano puede llegar a alcanzar mediante el uso del entendimiento. La teología se basa en la revelación, la filosofía en la argumentación racional.

Entiende que hay cuestiones cuyo tratamiento corresponde al ámbito de la fe, otras son exclusivas de la razón, pero a la vez existen determinados asuntos de relevancia tanto para una, como para la otra. Por ejemplo, la idea de la Trinidad divina sería un concepto exclusivo de la fe, la distinción aristotélica entre sustancia y accidentes, una argumentación puramente racional, pero la cuestión del alma y su inmortalidad sería algo que competería tanto a la fe como a la razón y por lo tanto es tratado tanto como dogma religioso como problema filosófico.

Santo Tomás niega a Averroes

Tomás de Aquino frenta a Averroes
Fotografía de Wikimedia Commons

Los averroístas latinos, filósofos que como Sigerio de Bravante adaptaron el pensamiento del filósofo Averroes, sostenían el criterio de la doble verdad: existen verdades que son propias de la teología y otras que lo son de la filosofía. Cada una en su propio ámbito, no puede interferir en el terreno de la otra aún en caso de contradicción. Por ejemplo, sostenían que la razón conducía a la eternidad del mundo y a la negación de la inmortalidad del alma humana, pero la fe llevaba a la creencia de que alma humana es inmortal y el mundo comenzó con la creación. Santo Tomás rechaza este planteamiento desde la convicción de que la verdad, siendo única, debe ser coincidente.

Siendo la verdad única, la falta de acuerdos es un indicio de error. En este sentido la posición de Tomás de Aquino es clara: ya que el error no puede estar en la revelación, tiene que estar en la filosofía. De este modo, aun partiendo de la autonomía del filósofo en el ejercicio de su actividad, de llegar éste a alguna conclusión contraria a la fe, deberá admitir el error en su argumentación.
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La verdad de la razón no es contraria a la verdad de la fe cristiana

Aunque la citada verdad de la fe exceda la capacidad de la razón humana, no por eso las verdades racionales son contrarias a las verdades de la fe.
1) Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar en su falsedad. Y menos aún es lícito creer que es falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado de modo tan evidente por Dios. Luego, puesto que solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus mismas definiciones, no es posible que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe.
2) Además, lo que es infundido por el maestro en el alma del discípulo pertenece a la ciencia del doctor, a no ser que enseñe con engaño, lo cual no es lícito afirmar de Dios. Ahora bien, el conocimiento natural de los primeros principios ha sido infundido por Dios en nosotros, ya que El es autor de nuestra naturaleza. Luego estos primeros principios están contenidos en la Sabiduría divina. Por consiguiente, todo lo que sea contrario a ellos será también contrario a la sabiduría divina. Esto no es posible en el caso de Dios. En consecuencia, las verdades que poseemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural.
3) Además, nuestro entendimiento no puede alcanzar el conocimiento de la verdad cuando está atenazado por razones contrarias. Si Dios nos infundiera conocimientos contrarios entre sí, nuestro entendimiento se encontraría impedido para la captación de la verdad. Lo cual no puede ser tratándose de Dios.
4) No es posible que algo natural cambie y que permanezca su naturaleza. Ahora bien, en un mismo sujeto no pueden coexistir opiniones contrarias acerca de una misma cosa, luego Dios no infunde en el hombre una certeza o fe contraria al conocimiento natural.

En el texto de arriba Santo Tomás reflexiona sobre la coincidencia que se da entre las verdades de la revelación y las racionales. Te sugerimos una breve redacción en la que, haciendo uso de alguna expresión recogida del texto, compares la posición tomista con la sostenida por el averroísmo latino y digas si en este aspecto serían coincidentes o no las posiciones de Tomás de Aquino y Agustín de Hipona. El texto está recogido de la obra Suma contra gentiles en la página de cantemar:


Antes de continuar, te proponemos que compruebes que las cosas están claras en este punto: