Crisis de creencias y valores. La literatura en la primera mitad del siglo XX: Nuevas técnicas narrativas. La novela anterior a la II Guerra Mundial
Después de conocer la poesía y el teatro de la primera mitad del siglo XX, María está deseando empezar con la novela. Antes de resolver las adivinanzas sobre títulos y autores que Juan le ha propuesto, decide ver un vídeo explicativo sobre la narrativa del siglo XX. En él se explican brevemente las circunstancias históricas y culturales que condicionaron la renovación de la narrativa y se mencionan los principales autores.
¿Qué factores contribuyeron a transformar la novela en las primeras décadas
del siglo XX?
Las principales innovaciones en
la novela de este período podrían resumirse en los siguientes elementos de
la narración:
- Temas. La crisis de creencias y valores trae consigo la incorporación de preocupaciones morales, existenciales y sociales. En esta línea, destacan los siguientes temas: la soledad del hombre contemporáneo; el absurdo de la existencia; la destrucción de la familia; el cuestionamiento de los valores de la sociedad burguesa; los conflictos sociales percibidos desde un punto de vista político, pero sobre todo humano; el propio sentido de la literatura...
- Argumento. La acción enrevesada y trepidante propia de la novela decimonónica se adelgaza y en ocasiones tiende a desaparecer. El relato de los hechos es sustituido con frecuencia por un conjunto de hechos aparentemente inconexos, sin relación entre sí; también es frecuente el relato de los hechos "interiores" del personaje (emociones, pensamientos, reflexiones, vida interior de los personajes...); o bien el argumento se convierte en un pretexto para exponer problemas que preocupan al autor (novelas simbólicas, parábolas...).
- Punto de vista del narrador. Se producen múltiples innovaciones en torno al narrador y las opciones son variadas: narrador como testigo objetivo, omnisciente, en tercera persona, en primera persona... Por influjo del cine y del conductismo, el narrador puede adoptar la actitud del testigo objetivo, un observador que no explica las actitudes de los personajes y finge saber sobre ellos tan poco como el mismo lector: lo externo de los personajes -apariencia, gestos, objetos, lenguaje o comportamiento- ofrece al lector las claves de su interior y sirve para identificarlos con un sector o clase social. Por otro lado, el narrador puede ofrecer los pensamientos y emociones de los personajes mediante la omnisciencia, pero también mediante el monólogo interior y el flujo libre de conciencia. Por otro lado, es frecuente el empleo de la primera persona para narrar. Y, por último, el narrador es capaz de adoptar distintos puntos de vista con los que relata los hechos, a veces un mismo acontecimiento (perspectivismo, contrapunto).
- Personajes. En general, la caracterización del personaje pierde peso e importancia. El autor puede ofrecer de él sólo unos pocos rasgos que lo individualicen. En muchos casos, el protagonista individual es sustituido por el personaje colectivo, que representa a un sector o a una clase social. En otros casos, conoceremos sobre todo el interior del personaje y ciertos rasgos de conducta, pero casi nada de su aspecto.
- Tiempo. En general, se rompe con el orden cronológico, sino que será frecuente la dislocación temporal: se altera el orden de los hechos y la acción narrativa se relata con constantes retrospecciones y anticipaciones, fragmentación del relato, con secuencias casi independientes... Y en muchas ocasiones, el tempo o ritmo de la narración se ralentiza o dinamiza según la percepción que de él tiene el personaje, es decir, según su tiempo interior.
- Espacio. Cobran importancia los espacios urbanos y, sobre todo, las descripciones de los lugares en que se desarrollan la vida de los personajes. De este modo, los personajes se identifican con espacios determinados y muestran una percepción subjetiva de los mismos.