2.3 El perspectivismo
El afán por un conocimiento pleno y objetivo, ¿no ha quedado a estas alturas ya definitivamente desterrado del horizonte de la filosofía?, ¿rebajado a la condición de anhelo humano inalcanzable? Parece difícil, llegados a este momento de la historia del pensamiento, mantener la ilusión por una razón ilimitada, al modo cartesiano, capacitada para una aprehensión plena de lo real. Fijémonos en los textos que vienen a continuación. Uno del escritor argentino Julio Cortázar, de 1963, y el otro de Ortega y Gasset, escrito cuarenta años atrás. Te pedimos que lo leas y busques algún paralelismo entre ambos. Te damos nuestra propia interpretación en el Pulsa aquí del fragmento de Ortega.

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Julio Cortázar. Rayuela

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Captura de imagen de Fnac |
Ortega y Gasset. El tema de nuestro tiempo.
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Imagen de Delgoff en Flickr |
El primero, para salvar la cultura, niega la vida. El segundo, afirmando la vida, niega el valor objetivo de la cultura. Ortega defiende el enraizamiento de la cultura en la propia realidad vital de la que ésta surge, dándose una plena continuidad entre ambas realidades. La cultura, partiendo del hecho biológico del pensamiento, posee un carácter trascendente en cuanto aspira a la objetividad. La razón no es lo opuesto a la vida, sino una función de la misma.
Respecto al conocimiento, mientras el racionalismo pretende la
consecución de una verdad objetiva que ha de tener su punto de partida
de un yo puro e invariable, el relativismo supone que el individuo
deforma necesariamente la realidad y que ésta queda irremediablemente
inaccesible.
Ambos deben ser superados.

En el planteamiento de Ortega, la razón pura racionalista es sustituida por una razón vital que hunde sus raíces en la existencia concreta y que es el origen del conocimiento. No es el yo puro y abstracto el que conoce, sino un yo concreto, sujeto al acontecer con las cosas del mundo y cuya vida se encuentra ligada a unas circunstancias particulares.