3. La omnipotencia divina

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La idea de Dios como un ser ilimitado y omnipotente es uno de los elementos centrales del pensamiento de Guillermo de Ockham. La voluntad divina carece de límites y no existe nada superior a lo que ella deba someterse. Siempre que no exista contradicción, nada puede limitar el poder creador divino.
Como dogma de fe, este principio fue admitido por todos los pensadores cristianos con anterioridad, aunque Ockham entendía que muchos de sus planteamientos suponían de hecho una limitación del poder divino.
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Para Platón, el Demiurgo, figura divina, construyó el mundo sensible tomando como modelo las ideas, de naturaleza eterna e inmutable, y plasmándolas sobre la materia. San Agustín se vio en la necesidad de adaptar este planteamiento al dogma cristiano, una concepción según la cual Dios es el principio absoluto y no puede admitirse realidad alguna originaria al margen de él. Soluciona el problema de la independencia las ideas respecto a Dios situando a éstas en la misma mente divina. Son por lo tanto las propias ideas divinas el modelo inmutable a partir del cual Dios creó el mundo.

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El argumenento según el cual Dios creó el mundo tomando como modelos ideas universales existentes previamente en su mente se llama ejemplarismo. Para Ockham no pueden existir ideas ejemplares, ya que éstas limitarían la voluntad divina, pues Dios hubiera debido atenerse a ellas en el momento de la creación, y no hay nada que pueda limitar su voluntad.

Esta negación de las ideas ejemplares conduce a Ockham a interpretar que Dios, no sirviéndose de modelos previos existentes en su mente, crea directamente a los seres individuales. Esta interpretación es coherente con el principio de economía, ya que entiende que las ideas ejemplares constituyen un añadido innecesario entre Dios y los seres creados. Su negación tendrá importantes consecuencias respecto a su interpretación de lo real y su conocimiento.
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Según Ockham, Dios puede hacer todo aquello que es intrínsecamente posible. ¿Piensas que el condicionante de su posibilidad significaría admitir una limitación del poder divino?
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Así, si para Ockham Dios puede hacer todo aquello que quiera su voluntad dentro de la coherencia, reflexiona si cabría, dentro de este planteamiento, la posibilidad de que Dios:
  • Hubiese dispuesto que los humanos le odiásemos en vez de amarlo.
  • Se hubiese creado a sí mismo.
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Este texto Guillermo de Ockham habla sobre la omnipotencia divina y nos muestra el esfuerzo del filósofo por casar este principio absoluto con los que exige la lógica. Dios no tiene límites en su gobierno sobre el mundo natural y moral, ningún principio se antepone a su voluntad, sin embargo se debe a la coherencia con lo hecho y, a partir de ello, no cabe la contradicción, llegar al punto de que algo sea y no sea: