1. Estructura
Un automóvil es una máquina compleja en la que se relacionan íntimamente distintos sistemas de modo que cada uno de ellos cumple una función específica, que se deben desarrollar correctamente, con una gran precisión y sincronismo, configurando una estructura compacta para conseguir el objetivo final de facilitar el transporte de personas y mercancías.
Se consigue que el motor empiece a funcionar comunicándole un movimiento al tren alternativo, esta función la cumple el motor de arranque tomando energía de la batería, así se consiguen realizar una serie de ciclos forzados hasta que el motor comienza a actuar por sí mismo, dándose por finalizada la operación de arranque.
El sistema de distribución es el que se ocupa de sincronizar el movimiento de apertura y cierre de las válvulas, para la entrada y salida de aire y gases del cilindro. El árbol de levas arrastrado por el cigüeñal mediante una correa, establece una transmisión que mueven los balancines de las válvulas de los cilindros.
Igualmente debe sincronizarse el momento del encendido en función del régimen del motor, de forma que el distribuidor reparte un pico de tensión de alimenación desde la bobina a cada una de las bujias dependiendo de la fase del ciclo en que se encuentra cada uno de los cilindros.
La aspiración del aire exterior se debe a la depresión generada dentro del cilindro durante la fase de admisión. Un filtro de aire retiene las partículas e impurezas que transporta el aire atmosférico, que atraviesa el carburador donde toma la gasolina para alimentar al motor. Ésta es pulverizada por el flujo de aire a gran velocidad consiguiéndose una mezcla adecuada para la combustión.
La gasolina se bombea desde el depósito a través de una bomba accionada por el propio motor, o si es de tipo electrónico por la energía captada desde la batería.
Mediante el pedal del acelerador y a través de la válvula de mariposa del carburador se gradúa el flujo de combustible, modificando el régimen del motor.
Imagen 11. Del "Tercer Milenio", suplemento de Heraldo de Aragón |
En la figura adjunta se pueden observar los sistemas que forman parte de un automóvil con motor delantero longitudinal y tracción trasera.
Tras concluir el ciclo de trabajo la mezcla se convierte en gases que es preciso expulsar del cilindro, estos son conducidos por medio del colector de escape hacia el exterior, a través del tubo de escape. Los gases de escape son portadores de una gran energía calorífica que no se aprovecha al expulsar a la atmósfera de los gases de escape.
Parte de la energía mecánica producida por el motor, debido al rozamiento de los órganos móviles, se transforma en calor. El aceite del sistema de lubricación evita el contacto directo entre elementos móviles del motor, disminuyendo su rozamiento, reduciendo el desgaste de estos elementos. Además actúa como refrigerante, rebajando la temperatura de algunos componentes.
El circuito de refrigeración impulsa un fluido mediante una bomba conectada al motor por medio de una correa, limitando el problema de la elevación de temperatura. El radiador actúa como intercambiador de calor con el exterior, para facilitar la evacuación de calor el sistema monta un ventilador, que puede estar conectado al motor, forzando una corriente de aire a través del radiador, incrementándose apreciablemente la transferencia de calor.
Los
actuales automóviles suelen tener una configuración común, que consiste en un
motor longitudinal delantero, con tracción delantera, con lo que se optimiza el
espacio del interior del habitáculo.