3.1 La duda metódica.

En primer lugar, dice Descartes, es prudente dudar de aquello que hemos aprendido a través de los sentidos, puesto que si alguna vez éstos nos han engañado, ¿cómo podremos fiarnos de ellos en lo sucesivo?
En segundo lugar, "y dado que hay hombres que se equivocan al razonar, incluso de las materias más simples de geometría y cometen en ellas paralogismos, juzgando que yo soy un sujeto falible en el mismo grado que cualquier otro, rechacé como falsas todas las razones que antes había tomado por demostraciones" (Discurso del Método, IV parte).
Descartes niega así incluso las verdades matemáticas (y hay que tener en cuenta que él mismo es un matemático). Con esto queremos mostrar el carácter universal de la duda metódica y su radicalidad.
Pero todavía hay más: "finalmente, considerando que todos los mismos pensamientos que tenemos en vela nos pueden acaecer también cuando dormimos", ¿cómo puedo diferenciar el sueño de la vigilia, el estar dormidos del estar despiertos? O, peor todavía: ¿cómo podemos estar seguros de que todo aquello de lo que creemos estar seguros no sea más que un sueño?

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En la cuarta parte del Discurso del Método, como hemos visto, Descartes plantea la radicalidad y universalidad de la duda. Con esto se aproxima al movimiento llamado escepticismo, que tiene sus orígenes en la antigua Grecia. Pero Descartes no es un escéptico: utiliza la duda como paso previo para llegar a una verdad de la que no se pueda dudar.

Lo que queremos destacar es la radicalidad de la postura cartesiana:

1- ¿Cómo podemos fiarnos de los sentidos, si alguna vez nos han engañado? Efectivamente, ¿nunca te han engañado tus sentidos? Si por ejemplo introduzco un lápiz en un vaso de agua, éste parece que se dobla por efecto de la refracción, pero no es así.

Refracción en Wikimedia Commons,
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El autor se aparta así de toda una rama de la filosofía que hace especial énfasis en el origen del conocimiento a través de los sentidos. Si buscamos una fuente absolutamente fiable, entonces los sentidos no pueden ser su origen.

2- Descartes es un gran matemático, pero como filósofo no lo queda más remedio que reconocer que podemos equivocarnos incluso en las matemáticas ("yo soy un sujeto falible").

3- ¿No has tenido nunca un sueño que, al despertar, no tuvieras la certeza de si había sido real o no, de si realmente lo habías soñado o vivido? ¿Cómo podemos saber entonces que esto que estoy viviendo no es un sueño?


En otra de sus obras, las Meditaciones Metafísicas (1ª Meditación: de las cosas que pueden ponerse en duda), Descartes llega a la culminación de la duda como método con la referencia a la posible existencia de un genio maligno que hiciera que me equivocase incluso cuando pienso que no lo hago, es decir, puedo haber sido constituido de tal modo que me engañe al pensar que son verdades aquellas proposiciones que parecen ciertas.
Parece entonces que el ejercicio de la duda metódica me lleva a negar la realidad misma, o, al menos, la posibilidad de conocerla.
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¿Recuerdas en el tema de Platón la referencia que hicimos a la película Matrix? Ahora vamos a volver a ella, pero desde una óptica diferente. La película, que se plantea como una época del futuro, como ciencia ficción, se puede ver también desde una perspectiva diferente: ¿qué es real y qué no lo es? O, mejor dicho, ¿cómo puedo estar seguro que esto que estoy viviendo ahora es real?