3.2 La física de los cielos.

No hay dos Físicas, una para los cielos y otra para la Tierrra. Hay solamente una, las mismas leyes deben servir para explicar el movimiento en la Tierra y fuera de ella. La Tierra está compuesta del mismo material que los mismos cielos, y es un planeta más que gira alrededor del Sol.

 

La observación de los cielos le da la razón a Galileo: la superficie de la Luna es similar a la de la Tierra. El mismo Sol presenta manchas en su superficie. Hay otros satélites girando alrededor de otros planetas (los cuatro satélites de Júpiter). Además, las fases de Venus no eran explicables dentro del sistema geocéntrico, y sí lo eran en el nuevo sistema heliocéntrico. Las pruebas parecían darle la razón a los creadores de este "nuevo mundo".
Por otro lado, lo importante en primer lugar es observar el movimiento de los cuerpos, el estudio de la Cinemática. Luego vendrá el estudio de las causas que hacen posible dichos movimientos (la Dinámica). Pero hizo falta separar el estudio de una y otra, en primera instancia, para hacer posible la caída del sistema, del paradigma aristotélico, y sustituir éste por una nueva forma de entender la ciencia, basada en las matemáticas y en la experimentación. (Tanto es así que hay quien dice que con Kepler y Galileo se produce en la historia de la ciencia la venganza de Platón sobre Aristóteles; recordad el lema de la Academia: "Nadie entre aquí sin saber geometría".)
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En una de sus obras, Il Saggiatore (El Ensayador), Galileo nos dice lo siguiente:

Galileo Galilei en el Isftic,
bajo licencia Creative Commons.


"La filosofía se halla escrita en el gran libro que está siempre abierto ante nuestros ojos (quiero decir, el universo); pero no podemos entenderlo si antes no aprendemos la lengua y los signos en que está escrito. Este libro está escrito en lenguaje matemático y los símbolos son triángulos, círculos u otras figuras geométricas, sin cuya ayuda es imposible comprender una sola palabra de él y se anda perdido por un oscuro laberinto."


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En su libro Tratado contra el método (que tiene el curioso subtítulo de Esquema de una teoría anarquista del conocimiento), el filósofo de la ciencia Paul K. Feyerabend nos habla de la importancia de Galileo en el surgimiento de la ciencia moderna, y, por lo tanto, del mundo tal y como lo conocemos. En él podemos leer:
"Considerar los fenómenos naturales de este modo conduce, como ya hemos dicho, a una completa reevaluación de toda la experiencia. Podemos ahora añadir que conduce a la invención de una nueva clase de experiencia que no sólo es más sofisticada sino también mucho más especulativa que lo son la experiencia de Aristóteles o la del sentido común. Expresándonos paradójicamente, pero no incorrectamente, podríamos decir que Galileo inventó una experiencia que tiene ingredientes metafísicos. La transición de una cosmología geostática al punto de vista de Copérnico y Kepler se consiguió con la ayuda de semejante experiencia." (Editorial Orbis, 1984, p. 79.)