1.1 La física aristotélica (el mundo sublunar).

Para Aristóteles la Tierra debe ocupar el centro del Universo por su propia naturaleza. Y es que este autor conjugaba en su obra el pensamiento filosófico y la investigación científica, haciendo una genial síntesis entre pensamiento racional y observación empírica. Así, a los cuatro elementos naturales de la tradición griega le corresponden por su naturaleza una ubicación propia, y la Tierra, al ser el elemento más pesado, pues debe estar en el centro mismo.
Todos los planetas, en cambio, tienen que estar hechos de un material distinto, que no pese. Es el éter, el quinto elemento, ingrávido, sin peso. Por eso los cielos se mueven en la perfección del círculo, y "no nos caen encima". Todo parece lógico, y cada cosa está en su sitio, en un orden perfecto que los cristianos hicieron suyo (a mayor gracia de Dios, creador de este magnífico cosmos).

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Pero si el movimiento propio de los astros es el circular, en el mundo sublunar, es decir, en la Tierra, el movimiento de los graves es distinto. Los cuerpos caen en movimiento rectilíneo. Si yo tiro hacia arriba cualquier objeto, éste volverá a realizar posteriormente un movimiento de descenso, ya que cada cosa ha de volver a su lugar natural, y lo natural en lo pesado es el reposo.

Ahora bien, esto generaba algunos problemas dentro del sistema aristotélico, ya que, en un principio, todo lo que se mueve  tiene que ser movido por otro (si es algo inerte y no tiene en sí mismo el principio de su movimiento, como los seres vivos).  

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El estudio de los proyectiles fue un tema de suma importancia en esta época (puesto que es importante dar en el blanco). El problema que se plantea en la física aristotélica es qué mueve entonces cualquier objeto lanzado (una flecha, un proyectil), mientras éste va por el aire. Ya Juan Filipón, neoplatónico del siglo VI planteó que el aire tendría que ejercer una cierta resistencia. En el siglo XIV se planteó la llamada "teoría del ímpetus" como intento de solución a dicho problema. En ella, el agente (el causante del movimiento) imprime al móvil una cierta fuerza motriz que hace que éste pueda continuar en movimiento en el aire (aunque, lógicamente, dicha fuerza irá a menos, hasta que el móvil cae siguiendo su inclinación natural). Esta teoría supuso en cierta forma el principio del fin del sistema aristotélico, al mostrar que la obra del Estagirita no era intocable, y necesitaba revisiones.
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En definitiva, el Universo aristotélico consigue ordenar el mundo, mostrarnos un Cosmos en el que cada elemento natural ocupa el lugar que le es propio, pero planteaba al mismo tiempo una serie de problemas, como vamos a ver a continuación.

 


Icono de iDevice Ejemplo o ejercicio resuelto
Otro ejemplo que muestra lo intuitivo y evidente que es el sistema de Aristóteles es el problema que se plantea ante la caída de los graves: lo más pesado debe caer antes que lo menos pesado, ¿no? La Lógica y hasta el sentido común así parecen decirlo. Hagamos el experimento: si tiramos una pluma y un martillo, ¿qué llegará antes al suelo?