1. La idea inicial
Todo proyecto de creación de
una empresa tiene su origen en una idea que se plantean los promotores de
la misma, que surge como consecuencia de una oportunidad de negocio. Esta
idea puede ser absolutamente novedosa pero lo normal es que sea una idea que
tenga que competir con otras similares en un mismo mercado.
La idea que sostendrá
nuestro negocio debe cubrir una demanda del mercado a la que va
destinada. Debemos conocer las
necesidades de los consumidores, y como satisfacerlas. La idea es la base del éxito y creer en ella. Para ello:
- Valorar si para la actividad que se quiere ejercer se está capacitado en cuanto a conocimientos y destrezas. Su desarrollo debe ser posible para nosotros.
- Verificar que hay un mercado potencial para la actividad. Bien porque hay demanda no cubierta o bien porque el producto o servicios tiene ventajas comparativas: mejor precio, mayor calidad, proximidad...
- La idea debe ser novedosa o necesaria. Estos dos factores no deben tomarse de una manera radical. Para tener garantizado el éxito no se está obligado a realizar un descubrimiento científico revolucionario o comercializar algún producto vital. Basta con que se mejore un producto ya existente o que se ofrezca un servicio de manera más atractiva.
- Hay que analizar si se tienen los recursos económicos necesarios para poder acometer los gastos necesarios.
- Realizar un estudio sobre la rentabilidad del negocio, ingresos y gastos previstos, es decir, debe producir beneficios suficientes.
¿Cómo fomentar la creatividad? La creatividad es clave para el espíritu emprendedor, pero en muchas ocasiones, las viejas creencias o costumbres inhiben el pensamiento creativo. Ello es así porque estamos habituados a utilizar el pensamiento convergente (analítico y reflexivo), y no damos la misma importancia al pensamiento divergente como plantearse la pregunta "qué pasaría si....". Ejemplos: walkman, huevos kinder, barras de cereales...
Puedes ver los siguientes videos sobre la creatividad, ¡te gustarán!
Recuerda siempre que el ánimo, la alegría, la visión positiva, la confianza en uno mismo, voluntad de esfuerzo, paciencia, aceptar los cambios.... pueden ser determinantes para el éxito o fracaso de nuestro proyecto. Creer en una idea de forma decidida y enfocar todas sus actuaciones con entusiasmo es trascendental para lograr el éxito de una empresa.