2.1. El coste de las reservas
La financiación ajena tiene un coste muy visible: los intereses que hay que pagar a la hora de devolver las cantidades recibidas. En la autofinanciación el coste es menos directo, pero representa igualmente una carga para la empresa.
Los beneficios de la sociedad se distribuyen entre los socios en proporción al número de acciones que tengan. Al beneficio que corresponde a cada acción se le denomina dividendo. Pues bien, todo lo que se queda en la empresa como reservas aminora la cantidad que se va a distribuir como dividendo. Una empresa que tenga como política generar muchas reservas carga a sus socios con una menor rentabilidad por sus acciones. Si esta situación se mantiene las acciones pierden atractivo y por tanto su cotización baja.
Por ello a la hora de establecer reservas hay que estudiar su coste de oportunidad. Esto es, que a medio plazo las cantidades que se quedan en la empresa vayan a suponer para los socios más beneficios que los dividendos que dejan de percibir.
Hay que destacar como un aspecto beneficioso de las reservas que aportan mayor autonomía y libertad de acción para la empresa (al no depender de las entidades financieras). Por el contrario, esa mayor autonomía puede producir una situación excesivamente acomodaticia, ya que falta la presión de remunerar el dinero con el que se han financiado las inversiones.
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Imagen 5. Fuente: Wikipedia.
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Una empresa decide financiar la renovación de la maquinaria con las reservas que se vayan detrayendo del beneficio que se produzca. Ello:
a) A diferencia de un préstamo no tiene coste alguno para la sociedad. | |
b) No tiene coste alguno para la
sociedad, aunque sí para los socios.
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c) Supone un beneficio para la sociedad, puesto que ante terceros se crea imagen de ahorro.
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d) Tiene un coste para la
sociedad.
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