2. Algunas crisis históricas

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En las edades Antigua y Media se produjeron varias crisis provocadas por las deforestaciones, el agotamiento de la fertilidad del suelo y los excesos de cultivo se tradujeron en malas cosechas que favorecieron el hambre generalizada y las epidemias. A este tipo de crisis pertenecen las acaecidas en el siglo XIV (la peste negra) y en el siglo XVII. Esta última tiene características económicas distintas, por la influencia en la misma de la llegada de los metales preciosos de América y el consiguiente crecimiento de los precios.

 

La siguiente gran crisis tuvo lugar a finales del siglo XVIII y trajo consigo la Revolución Francesa. La economía francesa había crecido mucho durante el siglo XVIII, pero sus estructuras políticas y administrativas estaban anquilosadas. La tensión social explotó tras quince años de buenas cosechas y bajos precios, puesto que en el año 1788 se invirtió la tendencia: las cosechas fueron malas y la escasez hizo subir fuertemente los precios. Esta crisis agraria típica del Antiguo Régimen desencadenó una de las grandes revoluciones políticas y sociales de la Edad Contemporánea.

 


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La crisis de 1848 tuvo características de crisis moderna pues en ella se mezclaron elementos típicamente maltusianos con otros de indudable carácter capitalista.
  • El elemento maltusiano lo puso una sucesión de malas cosechas debidas al exceso de frío y de humedad.
  • El elemento capitalista fue una sobreinversión en los primeros tendidos ferroviarios, que finalmente no dieron los rendimientos esperados.
Prácticamente durante la segunda mitad del XIX y principios del XX se sucedieron las crisis a una por década, cada vez con caracteres más capitalistas e influenciados por acontecimientos económicos internacionales y, por supuesto, con las trágicas consecuencias de quiebras, cierres de empresas y aumento del desempleo.

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El siglo XX, en el periodo de entreguerras se vivieron las duras circunstancias propias de una situación de posguerra, pero a partir de 1925 vinieron cinco años de crecimiento económico y prosperidad: "Los felices años veinte".
Ese corto espacio de bienestar fue bruscamente interrumpido en septiembre y octubre de 1929: sobrevino La Gran Depresión. Los precios cayeron, los stocks subieron, muchas empresas cerraron, el desempleo en Estados Unidos aumentó del 3% en 1929 al 25% en 1933 (en una economía sin seguro de desempleo ni coberturas sociales), y la producción industrial se redujo en un 38% en esos mismos cuatro años. El PIB estadounidense se redujo en el mismo periodo en un 32%. No era una crisis más: era una catástrofe económica sin precedentes.

 

¿Qué había ocurrido? Muchas fueron las posibles causas: las rigideces de un sistema monetario basado en el patrón oro, las rigideces salariales del mercado de trabajo, la debilidad del sistema bancario norteamericano...

Tal y como se produjo, el colapso tuvo también que ver con los movimientos especulativos que se estaban viviendo en la Bolsa de Nueva York. El crecimiento de los valores bursátiles tenía un marcado carácter artificial, e incluso se llegó a dar el caso de empresas que no estaban obteniendo los beneficios esperados, porque parte del dinero destinado a su actividad productiva estaba siendo desviado para comprar valores artificialmente elevados de la propia empresa. Cuando cayeron los valores en bolsa, cayeron las garantías, los préstamos no se pudieron devolver y los bancos se encontraron sin dinero y sin garantías: se produjo la quiebra.

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Imagen 6. Autor: Desconocido

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"La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial marcaron una clara divisoria en la historia económica no ya del siglo XX, sino de toda la Era Contemporánea. (...) Por una parte la intervención del Estado en la economía pasó de ser sospechosa y criticable, como lo había sido hasta entonces, a considerarse una pieza esencial para alcanzar los deseados equilibrios económicos. Además, la democracia había traído consigo el Estado de Bienestar, es decir, la asunción por parte del Estado de una serie de responsabilidades asistenciales (pensiones, educación, salud, vivienda, transportes, seguro de desempleo y un largo etcétera) que le convirtieron en actor casi omnipresente en la economía. Como aproximación cuantitativa podemos decir que el Estado pasó de representar un 10% del PNB antes de la Primera Guerra Mundial a significar un 40% después de la Segunda"
Para comprender la crisis de Gabriel Tortella y Clara Eugenia Nuñez.

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¿Qué caracterizó la crisis iniciada en 1929?
  

Fue una gran depresión debida a la gran caída de la producción y del empleo.

Fue una crisis leve que apenas afectó al sistema productivo.

No tuvo nada que ver la actividad especulativa.


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La decisión de incrementar los precios del petróleo por parte de la OPEP fue la que determinó la segunda gran crisis del siglo XX:" La crisis del petróleo", que se prolongó durante una década, de mediados de los setenta a mediados de los ochenta. Esta crisis puso de manifiesto la debilidad de las economías occidentales por su dependencia del petróleo.
El alza tremenda de los precios de los combustibles recayó directamente sobre industrias y servicios estratégicos, como el transporte, la energía o la industria petroquímica. Estos sectores rápidamente repercutieron el alza de precios a todos los demás y la depresión se generalizó.

 

Los años ochenta y noventa fueron los del triunfo de las teorías neoliberales que propugnaban un estricto control de la política monetaria y una drástica liberalización de los mercados como los métodos más eficaces para luchar contra la inflación y favorecer el crecimiento económico.

Estas políticas tuvieron éxito inicial, sobre todo en Estados Unidos y Gran Bretaña: lograron controlar la inflación, estabilizar la economía y hacer descender el desempleo. Sin embargo, la desregulación de los mercados, las restricciones a la intervención y control de los Estados, las rebajas de impuestos y la privatización de servicios públicos pusieron las bases para las posteriores crisis de origen financiero y especulativo.