1. Teorías sobre la dinámica cortical


Fuente de animación "Erosión de isla": Isla de las Ciencias (IFSTIC) autor: Manuel Merlo Fernández

Si la Tierra sólo estuviese sometida a la acción de los procesos externos, haría ya mucho tiempo que su superficie estaría transformada en una inmensa llanura, sin relieves montañosos ni depresiones.

Pero si observamos a nuestro alrededor, vemos que esto no ha ocurrido, que la corteza terrestre está llena de cadenas montañosas y depresiones. Esto es debido a que existe un conjunto de procesos internos que actúan continuamente acentuando las desigualdades. Estos procesos tienen su origen en la energía acumulada en el interior de la Tierra.

Desde antiguo ha existido una gran curiosidad por saber ¿cómo se forman las montañas?, ¿qué fuerzas son capaces de dar lugar a tan inmensas edificaciones naturales? Pues bien, han existido muchas teorías que han intentado dar respuestas a estas preguntas. Algunas sostienen que los continentes han permanecido prácticamente en la misma situación geográfica durante toda la historia de la Tierra, no admitían movimientos en los continentes y océanos, dando explicaciones de tipo fijitas o inmovilistas, otras, creían que para dar una explicación lógica había que partir de un desplazamiento horizontal de los continentes que provocaran plegamientos, cabalgamientos, fallas inversas, etc.

Tomando como base estas últimas inquietudes, Alfred Wegener en 1912, en su libro El origen de los continentes y de los océanos, propuso que los sistemas montañosos son consecuencia de la migración lateral que han sufrido los continentes a través de la historia geológica del planeta, mecanismo que Wegener denominó deriva continental.

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Este es un fragmento del libro al que hacíamos referencia " El origen de los continentes y los océanos" de Alfred Wegener.

Capítulo 2.

"Pero ¿cuál es la verdad? La Tierra no puede tener más de un rostro a la vez. ¿Hubo puentes continentales, o bien estuvieron siempre los continentes separados por mares profundos?
Es imposible rechazar la reivindicación sobre las antiguas conexiones terrestres si no queremos renunciar por completo a comprender el desarrollo de la vida en la Tierra. Pero es igualmente imposible rehuir los argumentos con los que los partidarios de la teoría de la permanencia rechazan los intercontinentes hundidos. Evidentemente, queda tan sólo una posibilidad: tiene que existir un error oculto en las suposiciones tomadas como evidentes.
Este es el punto de partida de la teoría movilista o teoría de la deriva. La suposición, tomada como evidente tanto en la teoría de los puentes continentales como en la de la permanencia, de que la situación relativa de los bloques continentales no ha cambiado (prescindiendo de su cobertura de mares someros) debe ser falsa: los continentes deben haberse movido. Suramérica debe haber estado junto a África y formado con ella un único continente, escindido en el Cretácico en dos partes que luego, como los fragmentos de un témpano agrietado, se separaron cada vez más en el curso del tiempo geológico, pero los bordes de estos dos bloques concuerdan todavía hoy"