1.2. Características físicas del suelo

Imagen de suelo bajo licencia de Creative Commons, autor: Sharon Loxton

Como hemos visto, el suelo es una mezcla de materiales sólidos, líquidos (agua) y gaseosos (aire). La adecuada relación entre estos componentes determina la capacidad de hacer crecer las plantas y la disponibilidad de suficientes nutrientes para ellas.

La proporción de los componentes determina una serie de propiedades como son: la textura, estructura, porosidad y permeabilidad.

1. Textura. Es la distribución o diferentes proporciones en que están presentes los distintos tamaños de las partículas sólidas que lo constituyen. Así, se suele distinguir:

a) Materiales gruesos, entre los que se encuentran fragmentos de la roca madre, aún sin meteorizar o poco meteorizados, de tamaño variable.

b) Materiales medios, constituidos por fragmentos del tamaño de la arena.

c) Materiales finos (arcillas y limos), de gran superficie en relación a su volumen; lo que le confiere una serie de propiedades específicas como cohesión, adherencia, absorción de agua, etc.

  Fragmentos rocosos Arena Limo Arcilla
diámetro > 2 mm (piedras y gravas). 0,05 - 2 mm. 0,002 - 0,5 mm. <0,002 mm.
textura pedregosa, arenosa, arcillosa

De un modo general, según la fracción de materiales que predominan se puede hablar de suelos pedregosos, arenosos, limosos o arcillosos, Entre estas tres categorías existe infinidad de combinaciones. De ellas, la más interesante son los suelos denominados francos (mezcla de arcilla y arena) al presentar condiciones óptimas para el cultivo.

La textura es importante en un suelo porque determina la capacidad de retención del agua y sus propiedades en cuanto a permeabilidad y aireación del mismo. Así, las arcillas pueden retener mucha agua pero son muy impermeables, mientras los arenosos poseen una gran permeabilidad pero escasa capacidad para retener agua. Los suelos francos presentan una combinación adecuada de ambas lo que permite que retengan agua a la vez que proporcionan una buena aireación.

 

2. Estructura. Es la agrupación de las partículas en fragmentos mayores; unidos por los coloides del suelo: hay varios tipos de estructura según la forma de estos bloques (granular, prismática, laminar...)

3. Porosidad. Es el volumen de todos los espacios abiertos (poros) que hay entre los granos sólidos del suelo. La porosidad es importante para cultivar el suelo, ya que define el volumen de agua que puede ser retenida y dando así volumen al suelo.

4. Permeabilidad. Es la propiedad del sistema poroso del suelo que permite que fluyan los líquidos. Normalmente, el tamaño de los poros y su conectividad determinan si el suelo posee una alta o baja permeabilidad. El agua podrá fluir fácilmente a través de un suelo de poros grandes con una buena conectividad entre ellos. Los poros pequeños con el mismo grado de conectividad tendría una baja permeabilidad, ya que el agua fluiría a través del suelo más lentamente, es el caso de los suelos arcillosos.

Porosidad: El volumen ofrecido por los poros es igual en el suelo A que en el B. Los poros de A son más grandes pero hay menor número, mientras que en B los poros son más pequeños pero más numerosos.

Permeabilidad: El suelo A presenta una permeabilidad más baja ya que el agua fluye por él más lento al ser los poros de menor tamaño. Además, el agua se adhiere a la superficie de los granos dificultando su movilidad. En el suelo B la superficie ofrecida por los clastos es menor y los poros son de mayor tamaño.

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Observa el siguiente vídeo, en él se explica la composición del suelo y se definen distintos tipos de suelos según su textura: