1.1. Humificación y mineralización

Imagen de hojarasca bajo licencia de Creative Commons, autor: Xosé Castro

 

De los seres vivos que habitan el suelo los microorganismos (bacterias y hongos) son los más importantes ya que descomponen los restos vegetales transformándolos al final en materia inorgánica (mineralización). Los productos de la mineralización son: H2O, CO2, NH4, y otras sales. Parte de estos productos pasan a la disolución del suelo y parte son incorporados a la fracción sólida.

Existe también una microfauna compuesta por protozoos, arácnidos, gusanos, etc. así como seres vivos superiores tales como la raíces de las plantas y ciertos animales como los topos, que aunque no intervienen directamente en el proceso de mineralización sí ayudan a fragmentar y disgregar el material del suelo favoreciendo el trabajo de bacterias y hongos.

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Algunos muestreos realizados por edafólogos en tierras de cultivo con una capa de humus estable han descubierto que en promedio por m2 aparecen los siguientes seres vivos en su interior:

 

  • 4 billones de bacterias y hongos.
  • 500000 flagelados.
  • 200000 ácaros.
  • 100000 colémbolos.
  • 80000 oligoquetos.
  • 80 lombrices de tierra.

 

Estos datos dan idea de la actividad biológica existente en una porción pequeña de suelo.


Los restos orgánicos no se mineralizan directamente sino que van transformándose en compuestos orgánicos cada vez más sencillos (humificación) hasta convertirse en moléculas inorgánicas. El conjunto de compuestos húmicos forma el humus de color negro.

Existen dos tipos de humus:

Humus joven o bruto: restos parcialmente descompuestos en los que podemos distinguir rasgos de los organismos de los que proceden.


Humus elaborado: restos totalmente descompuestos. Presenta un color negro y un carácter ácido y se denominan ácidos húmicos. Su mineralización origina finalmente materia inorgánica.

El proceso de mineralización es fundamental para el reciclaje de la materia orgánica, ya que al transformarse en compuestos inorgánicos (sales minerales) pueden ser utilizados de nuevo por las plantas. La presencia de microorganismos es, por tanto, imprescindible para el desarrollo vegetal. Sin ella, el suelo perdería rápidamente sus nutrientes convirtiéndose en un cúmulo de materia muerta sin descomponer.

La temperatura y humedad favorece la actividad de los microorganismos por lo que en climas ecuatoriales la mineralización va a ser muy intensa, dando lugar a suelos pobres en humus.

En climas fríos, sin embargo, la mineralización es poco intensa y la vegetación puede ser abundante acumulándose gran cantidad de humus, que le da al suelo un color negro característico (podsoles).


Imágenes en Wikimedia Commons bajo CC raíz en suelo;
lombriz de tierra, autor: Luis Miguel Sánchez Bugallo; suelo con humus.
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Un habitante de los suelos, la lombriz de tierra, contribuye a enriquecerlos y hacerlos más aptos para el cultivo, mira algunas de sus peculiaridades en este fragmento del documental de la BBC "Vida en miniatura", del capítulo "Vida en la tierra", de David Attenborough.