3. Perfil del suelo
Imágenes de animación bajo licencia de Creative Commons. Fondo, autor: Sharon Loxton. |
El perfil de un suelo es la ordenación vertical de todos sus horizontes hasta la roca madre. Los horizontes o niveles son capas que se desarrollan en el seno del suelo y que presenta cada uno de ellos características diferentes.
En un suelo maduro se pueden distinguir bien los niveles u horizontes, que permiten su clasificación y estudio. Los principales horizontes son:
Horizonte A de lixiviado. Contiene pocas sales minerales, ya que
son arrastradas hacia abajo por las aguas al infiltrarse. En él se encuentran las raíces
de la mayoría de las plantas y se divide, a su vez, en varios estratos.
Suele ser oscuro y rico en humus.
Horizonte B de precipitación (denominado también subsuelo).
Tiene color claro por su pobreza en humus. Presenta una acumulación de
sales de calcio, aluminio o hierro procedentes de los niveles
superiores.
Horizonte C. Formado por fragmentos procedentes de la meteorización mecánica y/o química de la roca madre subyacente.
Roca madre. Material original sobre el que se desarrolla el suelo. La roca madre puede ser una roca dura, compacta e impermeable, una roca blanda o materiales sueltos.
El espesor e incluso la presencia de estos horizontes varía según el tipo de suelo. Podemos distinguir entre suelos zonales (característicos de un determinado clima) y suelos azonales (caracterizados por factores locales: tipo de litología, topografía, etc..).
Ejemplos de suelos zonales "más alejados" del esquema explicado son los asociados a climas ecuatoriales (lateritas) y climas fríos (podsoles)
Lateritas. Corresponden con climas muy húmedos y cálidos (climas ecuatoriales). La meteorización es tan intensa que la arcilla se destruye y la mayor parte de los elementos son lavados, quedando los más insolubles (óxidos de hierro y aluminio) dando lugar a un horizonte uniforme y endurecido de color rojizo oscuro. El horizonte A superior es muy fino debido a la intensa mineralización.
Podsoles. Corresponden con climas fríos y húmedos. En estos climas se puede desarrollar una vegetación más o menos desarrollada, sin embargo, la actividad bacteriana va a ser débil debido a la temperatura. Estas circunstancias van a favorecer la acumulación de materia orgánica sin descomponer dando lugar a un horizonte A muy desarrollado.