El movimiento analítico tiene pues un cierto "aire de familia", pero cabe diferenciar grupos claramente delimitados. Hemos visto el Círculo de Viena, y la influencia del primer Wittgenstein en sus planteamientos. En Cambridge se desarrolló un grupo que centró su acción en el análisis del lenguaje filosófico e incluso del religioso, sin entrar en la valoración negativa que su maestro les otorgó (grupo liderado por Wisdom). En Oxford, en cambio, se consolidó otra corriente que profundizó en el análisis de todo tipo de lenguaje (o, para ser más exactos, de usos del lenguaje); de esta forma, autores como Austin, Ryle o Strawson analizaron aspectos sobre "cómo hacer cosas con palabras". La historia de la filosofía nos presenta numerosos ejemplos de ello. Así, podríamos analizar el concepto de "lo mental" como un error categorial cartesiano, como hace Ryle, y comprender que, en definitiva, lo importante es (como dijo el maestro) solucionar nuestros problemas, no crear problemas nuevos.