2. Influencias y críticas
Hemos visto como el conocimiento y la acción, la teoría y la praxis, estuvieron siempre estrechamente vinculados en la vida de Marx. Una célebre frase expresa de manera rotunda su convicción personal en que el cometido del pensamiento consiste, precisamente, en su función práctica y transformadora: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Con esta motivación transformadora, Marx realizó un minucioso estudio de las principales corrientes de pensamiento de su época, tanto en la filosofía, como en el pensamiento político y la teoría económica, llevando a cabo una profunda revisión crítica de determinados planteamientos que él considera clave en la interpretación de la realidad en su momento: Hegel y las corrientes hegelianas, el socialismo utópico francés y la economía política inglesa.
El socialismo representado por Saint-Simon y de Fourier, difundido a principios del XIX, se origina en el contexto de los problemas generados por la revolución industrial y se propone la formación de comunidades constituidas de acuerdo con ideales sociales. Engels y Marx consideran esta visión como utópica y frente a ella propugnan un socialismo basado en un análisis científico de la realidad social y de la historia. Esta exigencia prevalecerá también en las disputas que Marx mantiene con anarquistas coetáneos como Proudhon y Bakunin a la hora de interpretar el proceso revolucionario.
Marx también se interesó por los estudios de economía política desarrollado dentro de la escuela clásica por autores como Adam Smith o David Ricardo, un modelo defensor de la propiedad privada, el mercado y el principio de competencia. De su estudio extrae las herramientas técnicas para la interpretación del sistema económico; a la vez su crítica da pie al desarrollo de nociones fundamentales en su análisis, como las relaciones entre valor, trabajo y plusvalía, que estudiaremos en el apartado correspondiente a la alienación.