1.3. Expansión del fondo oceánico

Imagen  Volcán, autor:Nikater. Bajo licencia de Creative Commons.

La principal prueba en favor de la expansión oceánica se basa en estudios paleomagnéticos.

Paleomagnetismo

El paleomagnetismo se encarga de estudiar el magnetismo que presentaba nuestro planeta en épocas pasadas.

El campo magnético terrestre ha sufrido inversiones magnéticas, o sea, cambios del signo de sus polos magnéticos, en una inversión el polo norte magnético pasa a ser el sur y viceversa.

Estas variaciones magnéticas pueden quedar registradas en ciertos materiales ricos en hierro, tales como lavas basálticas. Durante la consolidación de una lava los minerales de hierro pueden moverse libremente en el seno del fundido, orientándose según la dirección del campo magnético en ese momento. Una vez consolidada la lava, la dirección del campo queda "fosilizada" al quedar los minerales inmovilizados.

Las características del campo magnético de épocas pasadas pueden estudiarse en determinadas rocas antiguas analizando la orientación de sus minerales de hierro.

Esta orientación puede ser normal o inversa dependiendo de si coincide o no con la orientación actual del campo magnético. Rocas formadas en la misma época presentarán el mismo tipo de polaridad magnética.

 

Mapa mundi de NOAA ( Administración Nacional Oceánica y Atmosférica)

 

Expansión del fondo oceánico

Según esta teoría el suelo oceánico se desplaza a un lado y otro de las dorsales por inyección constante de materiales ígneos procedentes de la astenosfera, a través del eje de dichas dorsales.

Las dorsales oceánicas son lugares donde se genera nueva corteza oceánica, que provoca la expansión de los océanos. La velocidad de expansión es la misma a un lado y otro de la dorsal, variando la tasa de expansión de un océano a otro. Así en el Atlántico Norte, la velocidad de expansión es de 2 cm por año, de 3 en el Atlántico sur y de 6 a 10, en el océano Pacífico.

Esta hipótesis esta apoyada por la simetría de varios elementos a ambos lados de la dorsal: edad de la corteza, espesor de sedimentos, y, especialmente, por la polaridad magnética: Los cambios de polaridad son simétricos respecto al eje de la dorsal.