4. Pruebas de la tectónica de placas

Al explicar las distintas teorías hemos aportado una serie de pruebas que las apoyan. No obstante, en este apartado realizaremos una clasificación más detallada de ellas. Recordaremos algunas de ellas y veremos otras nuevas.

Pruebas oceánicas


a) Edad de la corteza oceánica. Como los basaltos submarinos están muy alterados, las edades de la corteza oceánica se miden sobre la capa sedimentaria. Se ha comprobado que la corteza oceánica es muy joven en las dorsales y que alcanza su máxima edad en las costas, precisamente como predice la tectónica de placas (expansión el fondo oceánico).

El espesor de los sedimentos oceánicos varía proporcionalmente con la edad, siendo mínima en las dorsales y máxima en las zonas de costa.

b) Bandeado magnético. Los cambios de polaridad son simétricos respecto al eje de la dorsal.

 

(1) Mapa de edad corteza oceánica (rojo más moderno, azul más antiguo). Imagen de dominio público
(2) Simetría magnética a ambos lados de la dorsal. Imagen de dominio público

 

c) Flujo térmico en las cuencas oceánicas. Las dorsales presentan un flujo térmico superior a la media de las llanuras abisales (recordemos que se consideran zonas de ascensión de masa caliente de la astenosfera).

Por el contrario en las zonas de fosa oceánica el flujo es negativo (se consideran zonas de descenso de material frío).

d) Anomalías gravimétricas. En las zonas de dorsal existen anomalías gravimétricas positivas y en las de subducción negativas. Esto es lógico si consideramos que en las zonas de dorsal la astenosfera, más densa, se encuentra cerca de superficie, mientras que en las zonas de subducción la encontramos a mayor profundidad, puesto que en la vertical encontramos dos placas, la cabalgante y la que subduce.

 

Pruebas continentales

Estas pruebas fueron las primeras en surgir, mucho antes del inicio de la Oceanografía. Buena parte de ellas fueron ya analizadas por Wegener.

a) El encaje de Pangea. La propuesta más atrevida de Wegener era la reconstrucción de un antiguo supercontinente (Pangea), que habia existido en el periodo Carbonífero y que agrupaba a todos los continentes actuales. Era un hipótesis fácilmente comprobable: bastaba con ver si las piezas del puzle encajaba.

El acoplamiento geográfico mediante el ordenador (a partir del talud continental) demostró que la coincidencia es casi perfecta. Esto está realzado además por la diversidad de datos coincidentes: orógenos, macizos graníticos, muestras fósiles e incluso casquetes glaciares. Las coincidencia además desaparecen bruscamente desde el momento en que Pangea deja de ser continente único.

b) Distribución de sismos y volcanes a nivel mundial. Las zonas de mayor actividad sísmica y volcánica no se encuentran al azar sino formando bandas o cinturones (cinturón de fuego pacífico), coincidiendo su posición con límites de placas.

 

Epicentros terremotos
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