3.1. Biomas terrestres
La Tundra
Es un bioma en el que los factores más importantes son las bajas temperaturas, la escasez de precipitaciones y el viento. Su principal característica es la presencia de permafrost, suelo congelado la mayor parte del año. Predominan la vegetación baja, líquenes y musgos. Las principales adaptaciones vegetales son el porte rastrero, y las encaminadas a protegerse del viento y la desecación. La fauna evita el invierno con migraciones, o adoptan pelajes blancos. Este bioma se repite también en latitudes bajas, en cumbres altas de montaña, se le llama Tundra alpina.
La Taiga
Es el bosque boreal de coníferas, un bioma que ocupa una gran extensión.
Predomina una pluviosidad no muy alta pero constante a lo largo del año con un máximo en verano. Las semillas de las coníferas son el sustrato de muchas aves y pequeños roedores, los otros vertebrados son el oso, lobo, lince o zorro.
El bosque caducifolio
Se da en climas más moderados, con abundantes precipitaciones, también con nieve en los inviernos. Corresponde a los antiguos bosques europeos, los árboles predominantes son robles, hayas, arces, nogales y tilos, con amplio estrato arbustivo y gran cantidad de biomasa. La principal adaptación vegetal es la pérdida de las hojas en invierno. También hay gran biodiversidad de fauna, roedores, rapaces, urogallos, mustélidos.
En España encontramos una representación en el tercio norte, con robledales y hayedos.
El bosque mediterráneo
El clima predominante en estas regiones templadas se caracteriza por inviernos templados y con precipitaciones moderadas, y veranos calurosos y con escasez de lluvias, sin apenas otoño ni primavera.
Es el bioma extendido por la mayoría de la península. Las adaptaciones vegetales se encaminan a evitar la pérdida de agua, haciéndose las hojas pequeñas y coriáceas como en el alcornoque y la encina, también en los abundantes arbustos, el acebuche, lentisco, retama, jara… En maquis: matorral alto, y garrigas: matorral pequeño y disperso como tomillo, romero, esparto…
Los animales que se alimentan en él son muy variados: roedores, comadrejas, ginetas, grandes mamíferos como el ciervo o el jabalí, y una gran variedad de aves de pequeño y mediano tamaño.
La estepa
En las zonas templadas, pero con escasas precipitaciones no se llegan a desarrollar árboles pero sí grandes praderas herbáceas, la temporada de lluvias es muy corta, y estas plantas, de ciclo vegetativo corto, producen en el suelo gran cantidad de humus, dando suelos negruzcos llamados chernozem. La fauna asociada son roedores y rapaces y grandes manadas de herbívoros y carnívoros depredadores de estos.
El desierto
Son zonas áridas de la biosfera donde las precipitaciones no llegan a a 200 mm al año. La flora consiste en escasas plantas esclerófilas, con muy cortos periodos vegetativos y con adaptaciones en las partes subterraneas, también plantas suculentas, como cactus, que acumulan agua en sus tejidos. La fauna la constituyen sobre todo insectos y reptiles de hábitos nocturnos, en general.
La sabana
Son regiones climáticas tropicales, de clima cálido durante todo el año, con una época seca y otra de lluvias. Se distingue una sabana húmeda, donde podemos encontrar árboles aislados como las acacias, en praderas de gramíneas, que se va haciendo más desértica hasta la sabana seca, con arbustos achaparrados, hasta acabar en el desierto.
Sus pastos albergan una variada fauna de manadas de herbívoros, gacelas, antílopes, cebras… y sus correspondientes depredadores como leones y leopardos.
El clima ecuatorial se caracteriza por la abundancia de precipitaciones y la temperatura constante sin estaciones.
Se trata de una selva estratificada, con un estrato superior homogéneo donde sobresalen las copas de los árboles más altos, y un estrato inferior donde el factor limitante es la luz, en el que las plantas se adaptan creciendo sobre otras de modo epífito. La biodiversidad animal también es altísima, tanto de vertebrados como la enorme variedad de insectos e invertebrados, quedando aún numerosas especies sin describir.