Imágenes bajo licencia de Creative Commons. Bosque, autor: Luc Viatour; Mantis religiosa, autor: Alvesgaspar; Oso hormiguero, autor:Asier Llaguno ; oso polar;Camellos, autor: Imre Solt;erizo, autor:Gaudete ;hoja, autor:Sandra Mora

Los cambios en el medio ambiente a lo largo del tiempo han hecho que los diferentes organismos hayan tenido que migrar y adaptarse a nuevos ambientes, algunos de ellos se extinguían, y otros se adaptaban a su entorno.

En la actualidad continúa el proceso evolutivo y se siguen produciendo estas adaptaciones, ya que los seres vivos están sometidos a una serie de agentes o factores ecológicos que condicionan su desarrollo.

Las características del suelo sobre el que se asientan, las condiciones climatológicas, los cambios del medio... componen los factores abióticos.

Los factores bióticos, que igualmente afectan y condicionan el desarrollo de cada organismo, son las relaciones, beneficiosas o no, que establece con los demás seres vivos de su entorno, los de su especie, y los de las otras especies con las que comparte territorio.

Estas adaptaciones pueden ser:

Adaptaciones Morfológicas y Estructurales: Diferentes organismos llegan a desarrollar órganos similares para responder a una misma necesidad. Estas pueden ser anatómicas o fisiológicas: cambios en la forma del individuo como en las hojas de plantas que se pueden ver toda clase de formas según la superficie que necesitan exponer, o bien, cambios metabólicos, en los procesos bioquímicos, como la hibernación ante condiciones de frío extremas.

Adaptaciones Etológicas: Se trata de adaptaciones relacionadas con el comportamiento de los individuos de la especie. Por ejemplo, plantas que florecen en distintas épocas, según el clima y los insectos que las polinizan, o la organización en sociedades de determinados insectos (hormigas y abejas)