2.1 Los Oráculos

Nuestro camino nos lleva ahora hasta Delfos. ¿Por qué? Como habrás adivinado tiene algo que ver con los dioses. En esto de la mitología es difícil no topar con alguna divinidad. En Delfos se encontraba uno de los templos más importantes del mundo helénico dedicado al dios Apolo. Más abajo pongo una imagen del dios de la proporción y la armonía.

 

Apolo

Fotografia en eduteka bajo licencia de uso no comercial

En ese templo respondía Apolo a través de la Pitonisa a las preguntas que le llegaban desde todo el mundo griego. En definitiva allí había un oráculo. Dijimos antes que el mundo divino y el humano estaban alejados entre sí. Pero había ciertos lugares y ciertas situaciones en que se aproximaban. Por eso los hombres podían conocer la voluntad de los dioses. Y de esta forma saber como actuar en la vida.

Una de las instituciones más importantes que sostenía el pensamiento mítico y trazaba un puente entre lo divino y lo humano eran los oráculos. El oráculo es la respuesta que el dios da a una petición humana. En el caso de Delfos la respuesta se producía a través de las sacerdotisas consagradas a Apolo. Colocada sobre el trípode la Pitia, nombre que deriva de la fabulosa serpiente Pitón que atemorizaba a los hombres en aquellos lugares antes de que Apolo acabase con ella, respiraba unos vapores que le hacían entrar en trance. Su respuesta ininteligible era recogida por los sacerdotes del templo quienes la trasladaban al interesado. De esta forma el dios daba satisfacción a las demandas de conocimiento que partían de los hombres que llegaban allí como particulares o en representación de su polis. Este no fue el único oráculo que existió en la antigua grecia pero si el más importante.

Oráculo de Delfos

Fotografía en flickr de gislenofl bajo licencia creative commons

Pero nosotros no hemos venido a Delfos para consultar el oráculo sino para analizar como funciona el mito. La ontología que funda el pensamiento mitológico hace necesario algún elemento intermediario entre lo divino y lo humano. Si esto no sucediese los humanos estarían condenados a la ignorancia perpétua. Seguro que ya te habías dado cuenta de esa situación. No obstante te la voy a recordar:

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El pensamiento mítico necesita de unos lugares extraordinarios, es decir, donde las cosas no ocurren como es habitual o de unos estados especiales, es decir, que escapan de lo normal para poder realizarse. Es en esos lugares y en esas situaciones donde se adquiere el saber. Pero, ¿qué características tiene ese saber? ¿puede alguién producirlo por sí mismo? No. Y esta es la piedra angular del mito. Piedra que los filósofos se encargarán de machacar. El saber es una donación arbitraria de las fuerzas sobrenaturales. En nigún momento se encuentra el hombre en disposición de adquirirlo por sí mismo. Siempre necesita de la intervención de un mediador.

 


Todo esto encaja muy bien con la estructura de la realidad que supone el mito. Las cosa son como son porque los dioses así lo quieren. Los acontecimientos de nuestro mundo son resultado de la voluntad caprichosa de unos seres con poderes extraordinarios. Por lo tanto no podemos esperar enterarnos de las cosas si no somos capaces de adivinar los caprichos de esas deidades.

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Sabías que:

Los sacerdotes de Delfos llegaron a tener una amplia red de espías en la mayor parte de las polis griegas. ¿Te imaginas para qué los querían?


Bueno, ya hemos visto lo que tenía que hacer un griego si quería enterarse de lo que le deparaba el destino. Pero estas eran cuestiones particulares. ¿Cómo conocían el esquema general? El andamiaje de la tradición mítica estaba reservado a otros mediadores: los poetas. De ellos vamos a hablar en el próximo punto.

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El oráculo de Delfos juega también su papel en el terreno de la filosofía bien que de forma indirecta. Es interesante tener presente la situación a que se enfrentó Sócrates, modelo de filósofos, ante la respuesta del oráculo a la pregunta de su amigo Querefonte. Fijáte bien en la respuesta del oráculo y en la influencia que tiene sobre Sócrates. La historia nos la cuenta Platón en la Apología. Si quieres enterarte del asunto lee el fragmento siguiente:



Pregunta Verdadero-Falso
¡Atrévete con unas preguntillas!


1. Apolo respondía a las preguntas que le dirigían a través de los augurios.

Verdadero Falso


2. Los sacerdotes no intervenían en el oráculo.

Verdadero Falso


3. Sócrates era el hombre más sabio.

Verdadero Falso