En
cualquier transformación energética, siempre existen pérdidas debidas a
diversos factores, rozamientos entre componentes móviles de los mecanismos,
rozamientos con el aire, pérdidas debidas a la energía absorbida por los
elementos resistentes a deformarse, pérdidas debidas al efecto Joule en
sistemas eléctricos, causadas por efectos parásitos en los campos
electromagnéticos.
Por
lo que se define el rendimiento (η) como el cociente entre la energía útil (Eu)
y la energía total (Et) suministrada por el sistema.
El
rendimiento tiene como características que es adimensional, es decir que no
tiene unidades, se expresa en tanto por uno, o bien si se multiplica este
resultado por cien se expresa en tanto por ciento (%), siempre tiene que ser
inferior a la unidad, solo en el caso ideal de que un sistema no tuviese
pérdidas su valor sería la unidad, pero esto solo ocurre a nivel teórico, nunca
en la práctica.
El
rendimiento también se utiliza referido a potencias, y así la expresión sería.
En
resumen, todas las máquinas y cualquier proceso físico
funcionan con un rendimiento inferior al 100%, lo que provoca pérdidas de
energía, esto no se debe interpretar como el incumplimiento del principio
enunciado sino como una transformación "irremediable" de la energía
en formas más degradadas, generalmente en forma de calor.