2.2. Unamuno

Hay una anécdota en la vida de Don Miguel de Unamuno que puede servir para ilustrar su personalidad.

Dos versiones de un mismo suceso que nos hablan no del propio autor sino de los que se han dedicado a "traducirlo", a hacérnoslo entender, como esos antiguos exégetas: solo ellos podían interpretar los textos sagrados.

Leamos al autor. Saquemos nuestras propias conclusiones.

Icono IDevice Actividad de Lectura
"Nadie en el pueblo quiso creer en la muerte de Don Manuel; todos esperaban verle a diario, y acaso le veían, pasar a lo largo del lago y espejado en él o teniendo por fondo las montañas; todos seguían oyendo su voz, y todos acudían a su sepultura, en torno a la cual surgió todo un culto. Las endemoniadas venían ahora a tocar la cruz de nogal, hecha también por sus manos y sacada del mismo árbol de donde sacó las seis tablas en que fue enterrado. Y los que menos queríamos creer que se hubiese muerto éramos mi hermano y yo. Él, Lázaro, continuaba la tradición del santo y empezó a redactar lo que le había oído, notas de que me he servido para esta mi memoria.

—Él me hizo un hombre nuevo, un verdadero Lázaro, un resucitado —me decía—. Él me dio fe.

—¿Fe? —le interrumpía yo.

—Sí, fe, fe en el consuelo de la vida, fe en el contento de la vida. Él me curó de mi progresismo. Porque hay, Angela, dos clases de hombres peligrosos y nocivos: los que convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como inquisidores que son, a los demás para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la otra, y los que no creyendo más que en este...

—Como acaso tú... —le decía yo.

—Y sí, y como Don Manuel. Pero no creyendo más que en este mundo, esperan no sé qué sociedad futura, y se esfuerzan en negarle al pueblo el consuelo de creer en otro...

—De modo que...

—De modo que hay que hacer que vivan de la ilusión.

El pobre cura que llegó a sustituir a Don Manuel en el curato entró en Valverde de Lucerna abrumado por el recuerdo del santo y se entregó a mi hermano y a mí para que le guiásemos. No quería sino seguir las huellas del santo. Y mi hermano le decía: «Poca teología, ¿eh?, poca teología; religión, religión». Y yo al oírselo me sonreía pensando si es que no era también teología lo nuestro. Yo empecé entonces a temer por mi pobre hermano. Desde que se nos murió Don Manuel no cabía decir que viviese. Visitaba a diario su tumba y se pasaba horas muertas contemplando el lago. Sentía morriña de la paz verdadera.

—No mires tanto al lago —le decía yo."

 Imagen 8. Autor: Jean-Baptiste-Camille Corot. Dominio público

Es uno de los fragmentos más significativos de San Manuel Bueno, mártir, novela publicada en 1933 que aborda el tema de la trascendencia religiosa y la inmortalidad. Su argumento gira en torno a la pérdida de fe de un cura, que se siente obligado a hacer creer a los demás la existencia de Dios. Ángela y Lázaro, dos hermanos allegados al sacerdote, van a ser testigos directos de este drama interno. Lázaro, al igual que el resucitado bíblico, se convierte a la "religión" de don Manuel, tomando su relevo tras su muerte. 

Con todo esto, ¿qué ideas de Unamuno podemos ver en el texto? ¿Influye de alguna manera su propia biografía en este argumento y tema?



Icono IDevice Objetivos
Unamuno tiene una vida muy intensa y, en algunos momentos, contradictoria. Es ante todo un hombre de reflexión y con un profundo amor a España. Todo ello se refleja en su obra.

Icono de iDevice Actividad de Espacios en Blanco
Si has reforzado los contenidos con los enlaces anteriores, te será fácil completar la tabla biográfica de Unamuno.

Banco de datos: 1895, 1902, 1914, 1930, San Manuel Bueno, mártir; Paz en la guerra; Niebla; Amor y pedagogía.

Año 
  Suceso
  Obra
         
  Ingreso en la Agrupación Socialista de Bilbao.
 
         
  Abandono del socialismo años atrás y fuerte depresión.
 
         
  Destitución del Rectorado.
 
         
  Vuelve a Salamanca.