2.2 La teoría política en Locke.

La teoría politica de Locke tiene algunos rasgos parecidos a la teoría de Hobbes, mientras que otros, en cambio, son diametralmente opuestos a su antecesor. Para empezar, Locke señala la importancia de los derechos individuales de las personas (derecho a la propiedad, a la subsistencia, a la salud...). El estado de naturaleza no es una lucha de todos contra todos, como había señalado Hobbes. Es importante destacar la igualdad y la libertad como principios sociales, pero sin sociedad no habría modo alguno de hacer respetar los derechos individuales; de ahí la necesidad de un pacto que posibilite la defensa de esos derechos.
Es decir, para Locke la sociedad surge como una especie de contrato en el que los individuos otorgan un poder al Estado, pero este poder no puede ni deber ser absoluto (a diferencia de la teoría de Hobbes). Al contrario, el Estado mismo es el que se subordina a los intereses individuales.
 

 Portada de los Dos tratados sobre el Gobierno
de J. Locke en Wikimedia Commons,
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Otro de los elementos claves para entender la importancia de Locke en la historia del pensamiento político es su planteamiento acerca de la división de poderes en el sistema político. El poder no puede estar en unas pocas manos (puesto que esto facilitaría la corrupción del poder). Es necesario, por lo tanto, diferenciar entre tres tipos de poderes: el poder legislativo (encargado de elaborar las leyes), el poder ejecutivo (encargado de hacerlas cumplir: aplicarla la ley y defenderla, sancionando su incumplimiento), y el poder federativo (que se encargaría de representar a la comunidad ante posibles pactos: alianzas y pactos entre comunidades).
La tradicional división de poderes diferenciará entre el poder ejecutivo y el judicial, pero esta distinción no se encuentra en la teoría de Locke.
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Compara los textos siguientes; los dos primeros fragmentos pertenecen al Leviathan de Hobbes, y el otro al Ensayo sobre el gobierno civil de Locke (párrafo final).

"Ciertamente, se afirma con verdad que el hombre es un dios para el hombre y que el hombre es un lobo para el hombre. Aquello, si comparamos entre sí a los conciudadanos; esto, si comparamos entre sí a los Estados. En el primer caso, llega a asemejarse a Dios, por la justicia y la caridad, las virtudes de la paz. En el segundo, debido a la perversidad de los malvados, también los buenos han de recurrir -si quieren defenderse- a la fuerza y al engaño, las virtudes de la guerra; esto es, a la ferocidad de las bestias salvajes".

"Este pacto o contrato se produce como consecuencia del acuerdo de cada hombre, como si cada uno dijera a cada uno de los otros: autorizo y renuncio a mi derecho a gobernarme a mí mismo en favor de este hombre o de esta asamblea de hombres, con la condición de que tú, al mismo tiempo, cedas tu derecho y lo autorices a actuar de la misma manera. Una vez hecho esto, la multitud, unida en una sola persona, se llama Estado, Civitas en latín. Y así es cómo surge el gran Leviathan o, hablando con más reverencia, el "dios mortal" a quien debemos, por debajo del Dios inmortal, nuestra paz y defensa".

"Para acabar: el poder que cada individuo cedió a la sociedad al incorporarse a ésta no puede revertir a ellos mientras subsista la sociedad, y siempre habrá de permanecer en manos de la comunidad. Sin ello no podrían existir la comunidad ni el Estado, cosa que sería contraria al convenio inicial. (...) Ahora bien, si han establecido unos límites a la duración del legislativo y han otorgado este poder a una persona o a una asamblea sólo con carácter temporal, o si aquellos que lo ejercían lo pierden a causa de las faltas cometidas, o porque se ha cumplido el término establecido, entonces volverá a la sociedad y el pueblo tendrá potestad para hacer lo que crea más conveniente: retener el legislativo, modificar su forma o, conservando la antigua, depositarlo en otras manos".

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La famosa sentencia "homo homini lupus" es utilizada por para referirse al ser humano en un estado salvaje.
En cambio, para Locke lo que el Estado debe defender por encima de todo son los derechos de los ciudadanos, entre ellos el derecho a la .
Así, Locke diferencia entre tres tipos de poderes: , y .