2.1. La obra y su época

 

 

Ponte Vecchio de Florencia. Imagen en Flickr de nemomemini bajo CC

 

Giovanni Boccaccio terminó su "Decamerón" en 1351. Estamos, pues en la mitad del Siglo XIV, una época de importantes cambios en la cultura y en la literatura italianas, conocida como el "Treccento". El mundo occidental, con Italia a la cabeza, salía del largo túnel de la Edad Media, y alumbraba ideas nuevas, enfocadas a la Antigüedad Clásica. Junto con Dante y, sobre todo Petrarca, Boccaccio se convertirá en claro precursor del Renacimiento, pórtico de la Modernidad.

Es una época de profundos cambios. La peste negra y la Guerra de los Cien años transformarán el rostro de Europa. Por otra parte, la expansión del comercio y la industria va a propiciar la irrupción de una clase social nueva, la burguesía, que va a romper los férreos esquemas sociales de la Edad Media. Esta nova gente luchará contra los privilegios de la vieja aristocracia, y este enfrentamiento está en la raíz de muchos de los conflictos sociales, religiosos y políticos de la época. En el "Decamerón" esta confrontación se aprecia en los problemas que surgen cuando los amantes pertenecen a clases sociales distintas.

Los burgueses, de origen humilde, pero enriquecidos gracias a sus actividades industriales y comerciales pronto se van a interesar por la cultura, hasta ahora patrimonio exclusivo del clero. La vida cambia y, con ella, las costumbres. La visión teocéntrica medieval, poco a poco, se irá viendo sustituido por la antropocéntrica. Es lo que conocemos como Prerrenacimiento (que no llegará a España hasta un siglo más tarde): una época de transición en la que conviven la Escolástica medieval con el incipiente Humanismo.

Como consecuencia de todo ello, el poder de las ideas eclesiásticas disminuye. La muerte ya no es percibida como un trance liberador, sino como algo doloroso, que nos arrebata la vida y sus deleites. El hombre se concibe como un ser que actúa siguiendo sus deseos naturales, inclinaciones e instintos. De esta ley tampoco escapa el clero y Boccaccio da buena cuenta de ello, con numerosas historias en las que curas, frailes y monjas incumplen el deber del celibato.

 


 

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El tema de la muerte estuvo muy presenta en el Prerrenacimiento. A ello contribuyeron las epidemias de peste negra, que convertían la vida terrenal en un preciado bien, que podía perderse en cualquier momento. Además, se resaltaba el poder igualatorio de la muerte, que trata de la misma manera a todos los seres humanos, independientemente de cuál sea su condición social. Ello dio lugar a interesantes manifestaciones artísticas, conocidas como Danzas de la Muerte.
Mira este enlace para sabar más sobre ellas.