2.4. Sistemas de tipo de cambio fijos
Un sistema de cambio fijo es
aquel que mantiene un tipo de cotización sin variaciones en el tiempo. Para
conseguirlo los gobiernos tienen básicamente dos opciones:
Imagen 28. Autor: Monaneko.
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1. Regular las transacciones de forma que se dificulten o impidan las importaciones. Es un sistema que no se corresponde con una economía abierta como la que disfrutamos.
2. Intervenir como sujeto en los mercados de divisas, de la misma forma que hemos descrito al hablar de la flotación sucia pero con carácter permanente:
- Ante una depreciación de su moneda, las autoridades económicas compran su moneda nacional ofreciendo a cambio parte de sus reservas de divisas.
- Ante una apreciación ofrecen su moneda para comprar divisas.
Hay naciones, como por ejemplo China, cuyos ejecutivos participan activamente en los mercados para evitar fluctuaciones en los tipos de cambio, de modo que en la práctica su comportamiento lleva a tipos de cambio constantes. De hecho, la moneda china (Yuan Renminbi) mantiene desde hace mucho tiempo un tipo de cambio fijo de 0,146 $/CNY.
Ante esta situación, Estados Unidos reclama que el tipo de cambio del dólar frente al renminbi es artificialmente alto, lo que abarata las exportaciones chinas y desequilibra la balanza comercial de todo el mundo occidental.
En la actualidad los sistemas de cambios fijos son adoptados por algunos países en vías de desarrollo o que están atravesando graves dificultades. A través de estas medidas
- Tratan de evitar los devastadores efectos de las continuas depreciaciones, conseguir estabilidad de las variables macroeconómicas y establecer un clima de confianza en los inversores extranjeros.
- Suelen anclar la moneda nacional a una moneda de referencia (el dólar, en el caso de Latinoamérica, o el euro en algunos países del este de Europa).
Observa que una moneda única para varios países, como es el caso del euro, tiene las mismas consecuencias de un sistema de cambio fijo entre los países que comparten la misma moneda.
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Imagen 29. Autor: Desconocido. |
Siendo presidente de Argentina Carlos Menem, se decretó la Ley de Convertibilidad (1991), por la que este país estableció una relación de cambio fija con el dólar estadounidense. La Ley de Convertibilidad estuvo vigente hasta 2001, año en el que se desató una severa crisis económica.
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Imagen 30. Autor: Kriplozoik. |
En el siglo XIX el papel estaba extendido como dinero fiduciario. Sin embargo, el sistema de cambios internacional se regía por el patrón oro. Cada moneda tenía un valor convertible en una determinada cantidad de este metal.
Cuando un país acumulaba divisas podía acudir al país que las acuñaba para cambiarlas por oro. Así, si las reservas de España en francos franceses aumentaban, España podía exigir a Francia el cambio de francos por la cantidad de oro que correspondiera. El sistema funcionó al abrigo de la gran potencia comercial del momento: Gran Bretaña.
Tras la II Guerra Mundial el mundo se enfrentó a un nuevo equilibrio de fuerzas. El sistema internacional antiguo se había demolido y había que construir uno nuevo. El mismo nació de los acuerdos de Bretton Woods:
- Se continuó con el patrón oro -al que perteneció anclada la moneda establecida como referencia: el dólar-. Una onza de oro se podía intercambiar por 35 $.
- Para el resto de las monedas se estableció un tipo de cambio fijo con el dólar.
- Se creó el Fondo Monetario Internacional, con la intención de que velara por la estabilidad del sistema y concediera créditos a aquellos países que presentaran déficits comerciales.
El sistema funcionó durante mucho
tiempo, a pesar de que los dólares existentes en el mundo eran muy superiores a
las reservas de oro de Estados Unidos.
Cuando a principios de los 70, movimientos especulativos trataron de
intercambiar dólares por oro, el dólar se desplomó. Finalmente Richard Nixon,
presidente de los Estados Unidos, anunció el fin del patrón oro. Había nacido
el sistema monetario que tenemos en la actualidad.
El patrón oro.
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El tipo de cambio entre el euro y el dólar.
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El tipo de cambio entre la libra esterlina y el euro.
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