1.4. Respiración pulmonar

Imágenes bajo licencia Creative Commons. Sacos alveolares, autor:Patrick J. Lynch ; Arácnido, Banco imágenes IFSTIC ; Caracol, fuente:Wikipedia
 
Los pulmones son estructuras respiratorias, que se han desarrollado a partir de una serie de invaginaciones membranosas que forman una bolsa. Estas bolsas están conectadas con el exterior mediante una serie de tubos que constituyen las vías respiratorias. Son estructuras típicas de animales vertebrados terrestres, aunque también se dan en algunos invertebrados como gasterópodos o arácnidos (en el caso de arácnidos coexisten dos estructuras respiratorias: pulmones y tráqueas).
 
Los vertebrados terrestres presentan diferentes tipos de pulmones. Unos tienen forma de saco, como el pulmón de anfibios, reptiles y mamíferos; y otros son tubulares, como en las aves. En este caso, el pulmón está conectado con unos sacos (sacos aéreos) que se extienden por otras zonas del cuerpo. Cuando se llenan de aire, disminuye la densidad del animal lo que facilita el vuelo.
 
Imágenes bajo licencia Creative Commons. Ave, autor: L. Shyamal; Sacos aéreos, autor: C. Abraczinskas

 

El pulmón de los anfibios es casi liso, sin repliegues internos, por lo que la superficie de intercambio gaseoso es demasiado reducida. Los pulmones de los vertebrados más evolucionados han ido ganando superficie mediante el plegamiento interno de sus paredes (desde los anfibios hasta los reptiles, aves y mamíferos).
Así, los pulmones de los mamíferos muestran un gran desarrollo de la superficie interna. A través de una serie de tubos ramificados (bronquiolos) el aire llega a los sacos alveolares que son unas cámaras formadas por un grupo de vesículas llamadas alvéolos. En ellos se produce el intercambio gaseoso con la sangre.

 

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En el ser humano, entre los 2 pulmones, suman unos 750.000.000 alvéolos. Si los estirásemos ocuparían alrededor de unos 70 metros cuadrados.